Me preguntan que es Huracan y me cuesta definirlo. No por caer en la facil de decir que es una pasion o un sentimiento inexplicable. Eso es un sentir comun del hincha. Del hincha en general, no algo propio de Huracan. El hincha de Colon o el de Banfield, o culquiera que cite a continuaciòn como ejemplo de mi teoría diría que siente lo mismo que yo: En mayor o menor medida, si. Pero lo mismo que yo. Pero hay algo en Huracán y mi persona que no se si todos sentirán. Cuando mi cabeza me lleva a dar una vuelta por el pasado y trata de reflejar cuando empezó este amor me vienen muchas palabras que adornarían este relato. Pero hay algo único que habla por si solo. Y son los momentos. Los buenos momentos. Y los malos tambien. Ambos son inolvidables. Pero hay un momento que predomina: Aquella caminata con mi viejo y mi hermano yendo al Ducó, año 1998. La escueta caravana familiar desde Avenida San Juan hasta El Palacio la recuerdo tan bien que puedo describirla categóricamente desde lo
Huracán empezó ganando en La Felíz pero no supo aguantarlo. Justamente el partido se daba de la mejor manera siendo que la característica que mejor le sienta al equipo de Alfaro, es replegarse y salir de contra. Pero no siempre la suerte acompaña y se terminó pagando caro el precio del conformismo. No fue un buen partido del Globo y por momentos fue muy superado por el rival. El tempranero penal que anotó Mendoza fue lo único que pasó en la primera mitad. Ya en la segunda parte llegarían las emociones. Ahí lo tenés al mufa El equipo marplatense fue el que más propuso e intento en lo largo de toda la lluviosa tarde y se vio reflejado en el marcador. Pisano y Chavez fueron los abanderados de la remontada agónica. Poco para destacar de los quemeros. Auzqui y Briasco entraron con muchas ganas pero ya era demasiado tarde. El resultado negativo era todo un hecho.